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Imagen 1 de La salud mental juvenil mejora, pero la ansiedad sigue siendo un desafío
Tras el desplome de 2021, la autopercepción de salud juvenil vuelve a mejorar, recuperando parte del terreno perdido, aunque aún por debajo de los niveles previos a la pandemia, cuando se alcanzaron los mejores resultados. Así, en el momento actual, tal y como indica el quinto corte del Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2025 , una investigación bienal llevada a cabo por FAD Juventud la fundación Mutua Madrileña que recoge desde 2017 la evolución de la salud física y mental de jóvenes de entre 15 y 29 años.«Mejora la autopercepción de salud en esta franja de edad. En concreto, parece que mejoran hábitos vida saludable y de ejercicio físico, no tanto en alimentación. Desciende la identificación de muchos malestares e ideación suicida, pero otros muchos indicadores empeoran o perduran. Hay que entender que, pese a que mejoran las para el cuidado que hacen de sus cuerpo, persisten malestares: aumenta soledad no deseada, la ansiedad no deja de crecer.. Todo esto nos invita a una lectura más en profundidad y en contexto con todo lo que tiene que ver con las dificultades socioeconómicas: Porque todos aquellos que declaran carencias materiales económicas declaran peores indicadores », ha advertido Anna Sanmartín, directora del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, tras presentar los datos del informe. El Barómetro muestra una ruptura de la tendencia negativa, aunque aún no se alcanzan los niveles previos a la pandemia, pero se consolida una mirada más optimista sobre la salud entre la población joven, donde persisten señales de vulnerabilidad en ámbitos como la salud mental, la soledad o las desigualdades de género y edad.Noticias relacionadas estandar Si El 18,5% de las llamadas al teléfono de la infancia son sobre conductas suicidas y autolíticas Miriam Antolín estandar Si Los estudiantes de Andalucía beben y fuman antes y más que el resto de los españoles Rafael AguilarAsí lo señalan los datos del informe, más de la mitad (54,7%) de jóvenes afirma haber tenido algún problema psicológico, psiquiátrico o de salud mental en el último año, una cifra inferior a la de 2021 y 2023, pero aún muy superior a la de 2017. Mientras, el 42,8% ha recibido algún diagnóstico profesional en algún momento de su vida, principalmente de ansiedad, pánico o fobias (17,9%) o depresión (15,7%).De forma llamativa, la soledad no deseada emerge como una de las principales fuentes de malestar emocional. De hecho, entre 2023 y 2025, la proporción de jóvenes que afirma haberla sentido pasa del 81,6% al 87,5%, lo que confirma una tendencia creciente pese a la mejora general del bienestar físico y mental. Nueve de cada diez jóvenes la han experimentado en el último año y una cuarta parte (26,5%) de manera frecuente. «La soledad no deseada es un continuo, en ausencia de red comunitaria en lo físico, esta sensación de conexión en lo digital no es suficiente. El desafío es enorme y requiere de múltiples alianzas, por eso pongo en valor el informe, porque en salud mental, el barrio nos marca, y la salud tienen género y clase», ha expuesto Margarita Guerrero, directora general del INJUVE.  Aunque la mayoría dice contar con redes de apoyo suficientes (79,7%), sólo dos de cada tres (67%) las utilizan cuando se enfrentan a un problema. Las mujeres tienden a compartir su malestar más que los hombres, pero también declaran sentirse más juzgadas.Para Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud, «los datos nos muestran a una juventud que empieza a recuperar su bienestar, pero también evidencian que la salud no puede entenderse solo desde lo individual. Factores como la soledad, la incertidumbre o las desigualdades siguen afectando profundamente a su equilibrio emocional. Avanzar en salud juvenil implica trabajar también por vínculos más sólidos y por entornos sociales que cuiden».Para Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, «los jóvenes hoy se preocupan cada vez más por su salud física y adoptan hábitos saludables, lo cual es una buena noticia de cara a la prevención de enfermedades en un futuro. No obstante, también se constata que más de la mitad de los jóvenes manifiestan síntomas de malestar psicológico. Estos dos datos nos indican que no debemos bajar la guardia y seguir trabajando en el cuidado de la salud mental, en especial en la prevención del suicidio, y en trabajar sobre los efectos de la soledad no deseada, que es un problema muy frecuente según revela este Barómetro».Salud física y hábitos de vidaLa mejora de la salud percibida se acompaña de un aumento claro en la preocupación por el bienestar físico. El 72,3% de jóvenes afirma preocuparse mucho o bastante por su salud, una cifra que crece respecto al último Barómetro. Casi dos de cada tres (64,9%) consideran que su estado de salud es bueno o muy bueno, diez puntos más que en 2023. El dato confirma un cambio de tendencia tras varios años de descenso sostenido entre 2017 y 2023.Esa preocupación se traduce en rutinas más saludables. El 68,1% dice llevar un estilo de vida sano -7,6 puntos más que en 2023- y el 42,6% realiza ejercicio todos o casi todos los días. «Este dato es muy llamativo -ha remarcado- Anna Sanmartín, directora del Centro Reina Sofía de Fad Juventud- aunque, de nuevo, refleja peores indicadores entre las mujeres de nuevo. Ellas son más sedentarias, unos diez puntos más que los hombres».También crece el interés por la alimentación. Así, a la pregunta de '¿hasta qué punto crees que cuidas tu estilo de vida?: el 56,2% asegura cuidarla mucho o bastante, un incremento de 18 puntos desde 2023. Sin embargo, ha añadido Sanmartín, «junto a esta mayor conciencia aparece un fenómeno paralelo: la preocupación por la imagen. Ellas están más presentes en sentirse bien, y ellos en trabajar el cuerpo, la diversión y la autodisciplina».También, ha proseguido la directora de directora del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, «hemos preguntado por las dietas de adelgazamiento, algo que ha admitido haber hecho al menos una vez en este periodo analizado, la mayoría mujeres, mientras que las de engorde y ganancia de masa muscular las han llevado a cabo los hombres y ellas, nunca». Salud mental y bienestar emocionalLa salud mental sigue siendo uno de los principales retos juveniles pero, ha matizado San Martín, «no hay que confundirla con malestares de diferente naturaleza». En este sentido destaca que más de la mitad (54,7%) afirma haber tenido algún problema psicológico en el último año, una cifra algo menor que en 2021 y 2023, pero que sigue casi duplicando la registrada en 2017. Este descenso moderado, ha explicado la ponente, «apunta a una leve mejora, tras los peores años de la pandemia, aunque el malestar continúa siendo muy elevado».Más allá de los diagnósticos, ha continuado Sanmartin, «el Barómetro muestra que la salud mental se expresa sobre todo en síntomas cotidianos y aquí se podrían destacar que han aumentado el cansancio y la falta de energía», que son los más frecuentes (52,3%), seguidos de la falta de concentración (47,6%), la tristeza (45%) y la falta de interés (44,4%). Les siguen la incertidumbre y el insomnio, ambos por encima del 40%. Los menos habituales son la necesidad de calmarse con alcohol o pastillas y la falta de deseo sexual.Diagnósticos y recursosDesciende ligeramente el porcentaje de jóvenes con diagnóstico de salud mental (del 50% en 2023 al 44,8% en 2025), un dato que podría reflejar cierta estabilización tras el incremento sostenido de los años anteriores. De esta forma, ha remarcado la directora de directora del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, «los trastornos de ansiedad son los más habituales y los únicos que crecen respecto a 2023 (del 15,9% al 17,9%), seguidos del TDAH (del 7,6% al 9,2%) y de la depresión, que se mantiene como segundo problema más común, aunque desciende ligeramente (del 17,7% al 15,7%)».¿Qué hacen los menores cuándo están así? ¿Comparten los problemas con alguien? »Aunque se normaliza hablar de salud mental, la realidad es que sólo uno de cada cuatro jóvenes ha buscado ayuda profesional. El 22 por ciento siguen resolviendo este tipo de problemas por su cuenta, a veces por el coste económico,por vergüenza o por miedo a ser juzgadas, en el caso de las mujeres. En este aspecto se constata que entre los 15 y los 19 años es la franja peor. Aunque también puede entenderse de forma más positiva el dato de que no hayan acudido al psicólogo o al psiquiatra por resiliencia y por contar con red para resolverlos». Respecto a otras formas de afrontar estos malestares, ha explicado esta experta que «casi el 70 por ciento no ha consumido medicamentos, y que quien lo ha hecho, ha sido recetado en su gran mayoría lo cual no quita para que haya que mirar la accesibilidad a la medicación». Ideas suicidas y prácticas autolesivasEl Barómetro constata una reducción en la ideación suicida respecto a ediciones anteriores. Pese a todo, en 2025, un 43% de jóvenes afirma haber tenido pensamientos suicidas alguna vez -frente al 48,9% de 2023-, y un 7,6% los ha experimentado con frecuencia. «Aunque el descenso es significativo, las cifras siguen siendo preocupantes, especialmente entre los más jóvenes», ha resaltado Sanmartin.Por primera vez, el Barómetro diferencia entre ideas suicidas y prácticas autolesivas no suicidas, ambas vinculadas a un malestar emocional intenso. Más de un tercio de jóvenes (34,7%) declara haberse autolesionado alguna vez, y un 6,8% lo hace con frecuencia o de manera continua. Las mujeres, ha advierto la directora del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, «son más proclives a canalizar de esta forma y a haberse autolesionado alguna vez, aunque entre quienes lo hacen con frecuencia, los hombres presentan porcentajes ligeramente superiores».Frecuencia de ideas y prácticas autolesivasLas autolesiones y la ideación suicida se concentran entre los grupos con menor nivel de estudios y mayor carencia material. Entre quienes viven carencias severas, uno de cada cuatro (24,8%) reconoce haberse autolesionado con frecuencia. «Los datos apuntan a que el sufrimiento emocional juvenil está profundamente atravesado por las desigualdade aunque hay que hila muy fino en este aspecto, porque no deja de ser una encuesta y es su percepción», ha remarcado Sanmartin.Por su parte, las principales preocupaciones de la juventud en materia de riesgo se relacionan con la violencia y la exposición personal. Un 33,7% teme sufrir violencia física, un 33% violencia sexual y un 31,3% acoso en el ámbito laboral o educativo. También generan inquietud las consecuencias de las prácticas sexuales de riesgo: un 32,8% teme contraer una infección de transmisión sexual (ITS) y un 31,5% un embarazo no deseado.En el ámbito de la movilidad, los comportamientos de riesgo siguen siendo frecuentes. Uno de cada tres jóvenes (33,3%) admite haberse subido a un vehículo conducido por alguien bajo los efectos del alcohol o las drogas, y un 27,7% reconoce haber conducido de manera temeraria. Aunque la conducción bajo los efectos del alcohol es menos habitual, todavía dos de cada diez (21,1%) reconocen haberlo hecho en los últimos seis meses.Las diferencias por género y edad atraviesan todos los ámbitos de la salud. Las mujeres presentan peores indicadores de bienestar emocional y más síntomas de ansiedad o tristeza. El 77,3% manifiesta preocupación por su salud (frente al 67,5% de los hombres) y un 44,7% reconoce alta presión por su imagen (frente al 27,5%), lo que refleja la carga social y simbólica que soportan. Los hombres, en cambio, muestran mayor implicación en conductas de riesgo -como consumo de sustancias o conducción temeraria- y menor disposición a pedir ayuda.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El claro y potente mensaje de un experto en desintoxicación a los jóvenes que beben alcohol noticia Si Javier García Campayo: «Lo que más nos hace sufrir es la necesidad de controlarlo todo» noticia No Paula Leitón: del oro olímpico a luchar contra la gordofobia y enseñar autoestima a niños noticia No El 14 por ciento de los menores dice sentir «malestar emocional», según Unicef noticia Si Soledad no deseada, la nueva pandemia que mata en silencio noticia No Rafa Guerrero, psicoterapeuta y Doctor en educación: «Un niño sobreprotegido va a ser una persona adulta manipulable y que no va a saber tomar decisiones»Por edad, el grupo de 20 a 24 años concentra los niveles más altos de estrés e incertidumbre. Es una etapa marcada por la transición a la vida adulta y la precariedad, donde las expectativas y la realidad chocan con fuerza. Frente a ellos, los mayores de 25 muestran más estabilidad emocional, aunque una mayor preocupación por el trabajo y la economía. Las desigualdades, más que biológicas, son el reflejo de condiciones sociales y vitales desiguales.

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