'1975. Está España viva, está España muerta', de Jorge Vilches y 'No había costumbre', de Miguel Ángel Aguilar: 1975, un año que no se pudo aguantar
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En la entrada del año 1975, la gran Lola Flores deseaba en TVE mucha felicidad, alegría y amor a los españoles. Acto seguido, alzando su copa con gracia flamenca, con vestido blanco, enjoyada y una boa rosa en el hombro izquierdo, se dirigió a los telespectadores con el brindis siguiente: «Coger su copa y brindar conmigo, que quiero que pasen una noche extraordinaria y un año que no se pueda aguantar. Por ustedes. Vale. Venga esta copa p’arriba». ENSAYO '1975. Esta España viva, esta España muerta' Autor Jorge Vilches Editorial La Esfera de los Libros Año 2025 Páginas 333 Precio 21,90 euros 4La artista jerezana era una presencia infaltable en las celebraciones de Nochevieja. Aquel 1975 resultó, efectivamente, un año que no se pudo aguantar. Muchas cosas ocurrieron en España y en el mundo y los cambios no fueron menores. Francisco Franco falleció el 20 de noviembre y con su muerte pudo clausurarse una larga dictadura. Dos días después era proclamado rey de España Juan Carlos I. Ni todo estaba atado y bien atado, ni tampoco todo estaba preparado y bien preparado. Se abrieron unos tiempos inciertos, que una transición a la democracia culminó de forma esperanzadora. Coincidiendo con el cincuentenario de 1975 —en el que algunos se empeñan interesadamente en celebrar más una muerte que un nacimiento— han visto la luz dos interesantes obras que se ocupan de los doce meses de aquel decisivo año. En '1975. Esta España viva, esta España muerta' —un subtítulo sacado de la versión no censurada de la famosa canción de Cecilia , “Mi querida España”—, Jorge Vilches nos propone un ejercicio de alta divulgación histórica, que avanza desde la cultura a la política. Descubrimos una España diferente a la de hoy, ciertamente, pero disímil de la que tantas veces se nos ha descrito como triste y oscura. ENSAYO 'No había costumbre. Crónica de la muerte de Franco' Autor Miguel Ángel Aguilar Editorial Ladera Norte Páginas 146 Precio 19,90 euros 4El trabajo desmitificador, esencial en todo historiador, es sobresaliente. Asegura el autor que España era un país que se divertía mucho (televisión, radio, cine, destape, fútbol) y no puede considerarse, en ningún caso, un páramo cultural e iletrado, como muestran numerosos periódicos —de 'Hermano Lobo' a 'La Vanguardia' o 'Arriba'—, cómics, las novelas de Corín Tellado o el Círculo de Lectores. El antifranquismo y la movilización universitaria han sido sobrevalorados: una minoría muy movilizada, al lado de una mayoría pasiva y expectante. La oposición no derribó la dictadura. Esta última constituía, desde finales de los sesenta, un conjunto de familias y grupúsculos enfrentados que preparaban el día después. Por encima de la democracia, los españoles anhelaban en 1975 paz, tranquilidad y justicia social . Iban más deprisa que el sistema y miraban hacia el futuro: «La mayor parte de los españoles intentó colocarse para el porvenir, no aferrarse al pasado». Los últimos meses del régimen estuvieron marcados por la deteriorada salud de Franco —los intentos para alargar su vida fueron «inhumanos» y la incertidumbre. Considera Vilches, en esta obra excelente, que 1975 fue uno de los años más complejos del franquismo.Jorge Vilches propone en ‘1975’ un ejercicio de alta divulgación históricaEl libro del veterano periodista Miguel Ángel Aguilar se acerca a 1975 de forma distinta y singular. Mientras que el título alude a una frase de Julio Cerón y a una cierta idea de la perennidad e incolumidad del dictador, el subtítulo inscribe el texto en el género cronístico. El autor, que vivió en primera línea los hechos que relata, siendo redactor en la revista 'Posible', nos ofrece un delicioso relato de fragmentada factura, con perlas de sutil ironía, acompañado de fotografías de la época y del autor, así como de un pequeño glosario. El periodo abordado principia con las informaciones oficiales, en julio de 1974, sobre la grave flebitis diagnosticada al Generalísimo, para concluir con su deceso en noviembre del año siguiente. El primero y el sexto y último de los capítulos de la obra permiten desde el 9 de julio de 1974 y el 20 de noviembre de 1975, respectivamente, proyectarse hacia atrás y un poquito hacia delante. Atrás hacia un reino sin rey, los enredos de la sucesión y las rutinas de Franco. Adelante con el desarrollo de la Operación Lucero, la proclamación de don Juan Carlos el 22 y sus primeros pasos. Los capítulos segundo, tercero y cuarto se centran en tres cuestiones fundamentales, que condicionaron el periodo final de la dictadura: la revolución de los Claveles portuguesa, los últimos fusilamientos —«La lógica era tribal, brutal», sostiene Aguilar— y la Marcha verde en el Sáhara. Aguilar ofrece un delicioso relato de fragmentada factura y perlas de sutil ironíaEl búnker, el cardenal Tarancón o la UMD mostraban las grietas de los pilares del régimen. Como apunta el autor, «se respiraba un aire de fin de época, pero nadie sabía cómo ni cuándo llegaría ese final ». Advino el 20 noviembre, tras semanas de una atroz agonía de Franco, controlada por el «yernísimo» marqués de Villaverde. Sus estertores eran los del sistema . A fin de cuentas, como anunciara la Faraona, 1975 no se pudo aguantar. Pero sí se puede contar, tal como Vilches y Aguilar llevan a cabo, cinco décadas después, con maestría.
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