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Capítulo Uclés
Capítulo Uclés, versículo linchamiento. Un año les ha tomado a las barras bravas alinearse a ambos lados de un libro, para aporrearlo o jalearlo. Todo menos leerlo, claro. Los debuts literarios aglutinan entusiasmos, en ocasiones hiperbólicos —vienen a mi mente casos como Stieg Larsson—, porque aquello que distingue o hace singular a determinado autor o libro —y que justo por eso acaban condenados al epíteto de fenómeno— es el hallazgo de una forma no convencional de abordar un tema. Por eso determinados autores se convierten en rarezas, porque se saltan la convención hasta ahora impuesta. Lo que no entiendo es por qué se han cebado con David Uclés . ¿No les parece lo suficientemente qué? ¿Lo suficientemente guerracivilista?David Uclés comenzó a escribir 'La península de las casas vacías' en 2009, tenía 19 años. Hasta entonces había sido profesor de idiomas, estudiante de plástica, músico, buscavidas, lector voraz, traductor, muchacho feliz y de ahí en adelante impenitente escritor, 'chansonier' en París, pintor donde fuera menester… Quince años después, Uclés sigue siendo todo eso y más. Su novela (finalmente publicada por Siruela) sobrepasó las veinte ediciones y llegó a los lectores más disímiles. Saga familiar, relato épico, suerte de 'Eneida' o 'Mil y una noches' de la Guerra Civil española , esta historia sorprende por su poderosa imaginación, su inclasificable belleza y su enternecedor sentido del humor. Uclés tiene una voz propia. Por eso ni es uniforme ni es infalible. El problema parece haber sido lo del «Realismo mágico» . Esa fue la etiquetaza que ya le han encasquetado los críticos literarios, habladores de libros y demás feriantes del mundo editorial. Razón no les falta a los sexadores de novelas, pero 'La península de las casas vacías' es otra cosa. Con Uclés ocurre lo que con el talento cuando se manifiesta con fuerza: aun pareciéndose a algo, es distinto. Uclés muestra en su escritura una potente mezcla de tradición oral y poso lector (retumban Homero, Ovidio y Ferlosio) que convierte en épico y mitológico lo que para otros es fantástico. ¿Es ese motivo suficiente para marchacarlo hasta conseguir expulsarlo de las redes sociales? Los lectores tienen derecho a dejar libros por la mitad, a discrepar de los críticos o formarse su propia opinión. Faltaba más. Lo inverosímil en este caso es la lapidación.

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