Clanes de alberto
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La imagen del estadio de la Cartuja casi vacío en el partido de España ante Turquía abre debates sobre la conveniencia de una sede tan grande, tan habitual y tan a desmano dentro de una ciudad como Sevilla. Es cierto que la selección ya estaba clasificada virtualmente antes del encuentro, que había muy poco en juego, que faltaban los jugadores con más tirón, pero fue desolador ver el aspecto de esas gradas, color arena, inmensas e impersonales. A todo, se le sumaron los atascos en las inmediaciones para que el arranque del partido tuviera menos público que algunos entrenamientos de la época anterior y posterior al Mundial de 2010. Recuerdo campos llenos de niños viendo a los campeones en todas las ciudades de España.Llegar a ese campo, dicen en Sevilla, es un sufrimiento. Una cosa es una final de Copa, un motivo de fiesta, y otra un partido que necesitaba más un empujón a favor de los aficionados que ponerle las cosas difíciles. Un estadio al que no es fácil llegar no será nunca un gran estadio. Noticias relacionadas opinion Si partidazo Martín Presa y la pobreza del Rayo Juanma Castaño opinion No Partidazo Vinicius y Lamine, cuestión de presidentes Juanma CastañoNunca he estado enamorado de ese estadio, lo admito, y me duele porque seguro que se trata de una gran construcción. Fue nuestra sede en la Eurocopa de 2021 y fuimos incapaces de que el césped estuviera en condiciones óptimas durante todo el torneo. Entonces, las gradas estaban a kilómetros del campo, ahora al menos ha enterrado la pista de atletismo para mutar en estadio de fútbol. Quizá si ante Turquía nos hubiéramos jugado la clasificación para el Mundial la afición habría respondido de otra manera, pero un campo lleno con un aforo de 40.000 es capaz de generar un ambiente mucho más cálido que el de otros mucho más grandes. Que le pregunten a la Juventus , que dejó el frío Delle Alpi para construir un hogar mucho más recogido, pequeño y sonoro con el Juve Stadium. A veces, menos es más y esta España de De La Fuente no se merece campos semivacíos. No solo hay que ser el número uno, hay que parecerlo. No me imagino a Inglaterra , Francia, Argentina o Brasil jugando en sus países ante el desinterés de su propia afición. España no puede dar esa imagen al mundo, sobre todo porque no refleja el cariño y las expectativas que ha generado esta selección entre su gente. No le pongamos trabas en el camino.
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