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Foto de perfil de alberto alberto · · Feed eldiario.es · eldiario.es · 4 weeks ago · ·
#Memoria Histórica #Cantabria #La Magdalena #Santander
Muchos años después de aquel atropello en plena dictadura, el derribo del edificio del club náutico de La Horadada, cerrado desde hace años, resucita ahora la historia del por qué de su simbólica construcción
Antecedentes - El edificio de La Horadada en Santander será demolido y se construirá el segundo espigón de La Magdalena
Los dos balnearios que existen actualmente en la playa de La Magdalena de Santander se llamaron Polo Norte. El primero es hoy un local de reputada carta gastronómica, recientemente renovado a los pies de la arena y al lado del Club de Tenis de la ciudad. El segundo es una ruina con sentencia de demolición: el hermano pobre rebautizado como La Horadada en la punta de San Marcos. Un premio de consolación que se ofreció por parte de las autoridades franquistas a los propietarios del primer Polo Norte cuando les quitaron su balneario acusados de “izquierdistas desafectos al régimen en grado sumo”.
Muchos años después de aquel atropello institucional y político en plena dictadura, el proyectado derribo del edificio del club náutico de La Horadada, cerrado desde hace años, resucita la historia del por qué de su simbólica construcción.
Los dos establecimientos representan la historia de dos ciudades que han perpetuado sus roles. Dos balnearios en la misma playa separados por unos metros que comparten origen. Elisa Cano y su marido Luis Castellanos regentaban el Polo Norte, un popular bar y merendero en la playa de La Magdalena, donde hoy se ubica el actual balneario. Lo habían heredado de sus abuelos.
Era un casetón de madera con mesas al aire libre frente a la bahía de Santander, en las afueras de la ciudad, y a su alrededor no había nada, excepto un pequeño embarcadero al que llegaban lanchas desde el muelle y el Palacio de La Magdalena, en la atalaya de la cercana península que se acabó de construir en 1912. Allí veraneaban los reyes y su corte. Abajo, el merendero reunía a las clases populares.
Los problemas empezaron cuando un vecino de Santander, Ángel Yllera, puso sus ojos en aquellos terrenos con la ambición de construir cuatro chalés en este privilegiado escenario y adquirió 2.900 metros cuadrados a Vicente Quintana en una zona conocida como El Polvorín o Polo Norte.
La ciudad, después del incendio de 1941, en plena posguerra, estaba sufriendo una brutal metamorfosis. Un proceso de depuración social, con la expulsión de los habitantes de clase baja del centro a la periferia, y de especulación urbanística en favor de las familias que estaban bien relacionadas con la Falange, que controlaba el proceso de reconstrucción y que se apropió de los mejores solares en subastas cuestionables.
Proyecto original del bar restaurante Polo Norte en la punta de San Marcos, conocido como La Horadada.
Las secuelas de aquella política de favoritismo del suelo también llegaron hasta la playa de La Magdalena. Aquel chiringuito de madera que había sido bautizado como Polo Norte fue repentinamente derruido en 1949 “para satisfacer los deseos de expansión de Ángel Yllera García-Lago”, atribuye el matrimonio propietario en un escrito que custodia en la actualidad el Archivo Municipal de Santander. “Por causas públicas conocidas a fin de poder comprar y construir en ese terreno los chalets en los que viven”, precisaron los afectados.

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