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La urbanización maldita de El Cañaveral: guarida de okupas, drogas y mafias internacionales
En el barrio de El Cañaveral, el primero de los nuevos desarrollos del este con cerca de 25.000 habitantes, hay una urbanización maldita. No por su aspecto, moderno, funcional y afín a la estética del resto; ni por la presencia de algún fenómeno paranormal, «que ya solo falta que haya fantasmas»; pero sí por los sucesos que allí dentro acontecen. En algo más de un año, los residentes han pasado de expulsar a una mafia de la okupación, a desayunar con la noticia de que dos de sus vecinos habían convertido su casa en un laboratorio de tusi porque en realidad eran cabecillas de la primera célula del Tren de Aragua desarticulada en España. Y todo ello, regado por una «convivencia rara» a causa de «dos o tres pisos» en los que la música a todo trapo, el consumo de drogas y la prostitución están a la orden del día.Al menos, señalan los afectados, hasta que se produjeron las sonadas detenciones hace ahora dos semanas, cuando la Policía Nacional irrumpió en un sexto piso del inmueble, donde los dos arrestados habían instalado un centro de mando de la banda criminal más poderosa de Venezuela. «Cuando vi los furgones me di cuenta de que algo pasaba», recuerda un morador, sin saber entonces de la gravedad del asunto. Otros, en cambio, ni siquiera se enteraron, dentro de un bloque en el que todos los residentes son alquilados y muchos de ellos no se conocen entre sí. «En Ecuador y Estados Unidos son consideradas organizaciones terroristas, por lo que estamos muy atentos a futuros elementos que puedan aterrizar en España», explicaba tras la operación el jefe de servicio de la Comisaría General de Información, consciente de la facilidad que tienen para integrarse aquí debido a su origen venezolano. Una circunstancia, que unida a los constantes ataques del Gobierno de Donald Trump contra narcolanchas vinculadas al Tren de Aragua, ha provocado que la organización busque nuevos mercados fuera del continente americano. Y España, como añadía el propio mando policial, «sería la puerta de entrada de un futuro plan de expansión por otros países de Europa».Noticia Relacionada Madrid estandar Si Los ladrones de verano se mudan a El Cañaveral: «Nos han robado hasta cinco veces» Aitor Santos Moya La lejanía con la comisaría de San Blas y las amplias rutas de escape ponen en el disparadero a los comercios y chalésNo es de extrañar, por tanto, que esta banda del crimen organizado, con tentáculos en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador o Perú, haya puesto sus ojos en ciudades como Madrid . Aunque más en concreto en El Cañaveral, un aislado enclave del distrito de Vicálvaro propicio, además, para ciertas actividades delincuenciales por la distancia física con la comisaría de Policía Nacional que atiende en el barrio, la de San Blas, ubicada a diez kilómetros; y la comisaría integral del distrito de Vicálvaro de la Policía Municipal, a cinco.«España sería la puerta de entrada de un futuro plan de expansión por Europa», advierte un mando policial, en alusión al Tren de AraguaEs tal la preocupación en la zona que el asunto llegó el pasado jueves al pleno de Vicálvaro, cuando el portavoz de Vox formuló la siguiente pregunta: «¿Dispone el señor concejal de información sobre la urbanización de El Cañaveral en la Avenida de Miguel Delibes donde, tras la ocupación de varios pisos en el verano de 2024, los vecinos denuncian que algunas de esas viviendas se estarían utilizando para actividades de prostitución y tráfico de drogas, generando una situación de miedo e inseguridad?». A lo que no tardó en responder el presidente del distrito, Ángel Ramos (PP): «Sí, tengo información sobre lo que usted plantea, pero permítame que no le diga absolutamente nada. Yo he hablado con la Policía Nacional y la Municipal y están en una investigación abierta, así que no le voy a decir absolutamente nada». La explicación, como es lógico, hacía alusión al operativo contra el Tren de Aragua, por lo que la prudencia fue entendida de inmediato por todos los presentes.Ahora, planea la duda en el vecindario afectado de la relación entre los pisos ruidosos (varios de los áticos) y el empleado como base de operaciones por la mafia venezolana. «Todos son del mismo país, y a veces se ponían a hablar en las zonas comunes, pero tampoco sabemos si era simplemente de encontrarse en el edificio o tenían relación más allá», subraya otra inquilina, bajo la promesa de preservar su identidad. Curiosamente, todas las personas consultadas coinciden en señalar que desde los sonados arrestos las fiestas se han interrumpido. Ni rastro de música alta un lunes cualquiera por la mañana, y el tránsito de personas bajo los efectos del alcohol y las drogas es mucho más reducido.Los vecinos protestan contra los okupas, en agosto de 2024; en las fotos inferiores, los agentes arrestan a los cabecillas de la célula del Tren de Aragua, y el bloque visto desde el exterior ABC«Hasta entonces, era frecuente ver llegar a muchas jóvenes con vestidos muy cortos, y a hombres (en su mayoría latinos) con la mirada pérdida», apunta una tercera afectada, convencida de que la presencia de prostitutas en dirección a los áticos y el trapicheo de estupefacientes es una constante. De hecho, son varios los habitantes que se han encontrado bolsitas con restos de polvo de color rosa tiradas por la urbanización, ya sea en los rellanos, el garaje o hasta en el fondo de la piscina. «Unos vecinos se marcharon después de que el veterinario les dijera que su perro presentaba síntomas de envenenamiento», añade esta última mujer, con la sospecha de que el can pudo lamer esta sustancia sin que los dueños se percataran.Construido dos años atrás, el número 15 de la avenida de Miguel Delibes es un bloque con 110 viviendas repartidas entre las siete plantas, áticos incluidos. Todos los habitantes son alquilados, 900 euros mensuales por pisos de una habitación, 1.100 por los de dos,... Lo normal, por desgracia, en estos tiempos que corren. Cuestión distinta son las controversias que una vez dentro han tenido que soportar, toda vez que a finales de agosto del año pasado, decenas de individuos consiguieran hacerse con algunas de las viviendas de un inmueble recién estrenado.Rebelión contra los okupasUna mafia aprovechó la coyuntura para irrumpir en los pisos vacíos y meter a los okupas camuflados como residentes. Pero a su vuelta de vacaciones, uno de los moradores legales comprobó con estupor que tenía una nueva cerradura en su puerta. Habían tratado de acceder a su casa, pero al percatarse de que ya estaba habitada se fueron a otras. Aquello desató todas las alarmas en el vecindario y tras varias jornadas de protestas , consiguieron finalmente que los usurpadores, desplegados hasta en doce casas, se marcharan voluntariamente. Tras la salida, los damnificados enviaron un comunicado a la propiedad para exigir «la implementación urgente de medidas que mejoren y garanticen la seguridad y el bienestar de todos los residentes», entre ellas la contratación de un servicio de vigilancia 24 horas al día, la implementación de una llave metálica para el uso del ascensor y la colocación de cámaras de vigilancia en todos los accesos, el garaje y los trasteros.Este periódico ha podido saber que actualmente la finca cuenta con un portero de lunes a viernes de 10 a 14 y de 16 a 19 horas, y los sábados solo por la mañana. Ello provoca que nadie vigile en horario nocturno ni durante gran parte del fin de semana. «Hace unos meses, hacían reuniones con la música de los coches en el garaje, donde encontramos latas de cervezas y más bolsitas de tusi. Nos quejamos y dejaron de hacerlas», rememoran en la comunidad, con la esperanza de que la tregua actual ponga fin a la maldición que les persigue.

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