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El músico acaba de estrenar 'Hasta que me quede sin voz', el documental que cuenta sus problemas de garganta, y acaba de anunciar las nuevas fechas de su gira
Beatriz Loureiro, logopeda experta en terapia vocal, sobre el caso de Valeria Castro: “En la voz influye todo”
El gorro y el traje de Leiva tienen algo de capa de superhéroe. Cuando se lo pone y se sube al escenario todo lo demás desaparece. Para él y para la gente que le escucha. Son también una máscara desde la que ocultar inseguridades y prejuicios, esos que sí salen en Hasta que me quede sin voz, el documental dirigido por sus amigos Lucas Nolla y Mario Forniés y que ya se puede ver en salas de cine.
El título hace referencia al verso de una de sus canciones, que ahora también se ha convertido en un nuevo tema que acompaña el filme, que se presentó en el pasado Festival de San Sebastián y donde vemos al músico luchar contra sus problemas de garganta, que han afectado a su profesión y se han convertido en uno de sus mayores miedos. De todo ello habla en su visita a elDiario.es mientras continúa con su gira del tour Gigante, que acaba de añadir otras seis fechas en 2026 como colofón final.
Que este documental lo hagan amigos puede tener el riesgo de que hagan la pelota todo el rato…
Yo no quería salir especialmente glorificado, ni cuidado, ni que fuera un acto promocional. Era muy importante eso. Aunque fueran amigos. Y que hubiera siempre una mirada muy poco morbosa y muy poco sensacionalista. Si vamos a contar las cosas no íbamos a hacer una cosa light donde yo quedara de puta madre todo el tiempo. Tenía que ser una película honesta.
Cada vez hay más documentales sobre músicos, ¿por qué le gusta tanto a la gente ver las bambalinas de los artistas?
No lo sé. Yo la verdad es que creo que el documental no viene en buen momento porque yo tengo un poquito de empacho. Personalmente, esa es la realidad. Lo hemos hablado mucho entre nosotros. Supongo que todo el mundo quiere ver qué pasa detrás de los neones, porque mola en un punto. Yo creo que una de las cosas buenas que rescato de esto es quitar ese velo, esa suerte de distorsión que hay sobre las vidas de los músicos, que parece que son vidas muy extraordinarias y que en un punto lo son, porque efectivamente tú te subes en una furgoneta con amigos, llegas a una ciudad, haces música y te pagan. Eso es absurdo. Es una cosa realmente irreal. Pero aparte de eso, está bien que la gente vea que todo el mundo tiene el mismo tipo de problemas y los mismos agujeros negros.
¿Cree que el documental ayuda a quitar los estereotipos que puede tener un artista o una estrella de la música?, ¿a romper esa imagen del canallita, el malditismo en torno a la estrella del rock?
Supongo que en algún momento desorientado de mi vida he contribuido a ello, pero no mucho. Yo creo que es un estereotipo muy fácil y que al final en una cena de empresa de pasta de dientes habrá más cocaína que en un camerino de rock. En el fondo no creo que lo que representaba el rock hace años lo siga representando ahora.
Beatriz Loureiro, logopeda experta en terapia vocal, sobre el caso de Valeria Castro: “En la voz influye todo”
El gorro y el traje de Leiva tienen algo de capa de superhéroe. Cuando se lo pone y se sube al escenario todo lo demás desaparece. Para él y para la gente que le escucha. Son también una máscara desde la que ocultar inseguridades y prejuicios, esos que sí salen en Hasta que me quede sin voz, el documental dirigido por sus amigos Lucas Nolla y Mario Forniés y que ya se puede ver en salas de cine.
El título hace referencia al verso de una de sus canciones, que ahora también se ha convertido en un nuevo tema que acompaña el filme, que se presentó en el pasado Festival de San Sebastián y donde vemos al músico luchar contra sus problemas de garganta, que han afectado a su profesión y se han convertido en uno de sus mayores miedos. De todo ello habla en su visita a elDiario.es mientras continúa con su gira del tour Gigante, que acaba de añadir otras seis fechas en 2026 como colofón final.
Que este documental lo hagan amigos puede tener el riesgo de que hagan la pelota todo el rato…
Yo no quería salir especialmente glorificado, ni cuidado, ni que fuera un acto promocional. Era muy importante eso. Aunque fueran amigos. Y que hubiera siempre una mirada muy poco morbosa y muy poco sensacionalista. Si vamos a contar las cosas no íbamos a hacer una cosa light donde yo quedara de puta madre todo el tiempo. Tenía que ser una película honesta.
Cada vez hay más documentales sobre músicos, ¿por qué le gusta tanto a la gente ver las bambalinas de los artistas?
No lo sé. Yo la verdad es que creo que el documental no viene en buen momento porque yo tengo un poquito de empacho. Personalmente, esa es la realidad. Lo hemos hablado mucho entre nosotros. Supongo que todo el mundo quiere ver qué pasa detrás de los neones, porque mola en un punto. Yo creo que una de las cosas buenas que rescato de esto es quitar ese velo, esa suerte de distorsión que hay sobre las vidas de los músicos, que parece que son vidas muy extraordinarias y que en un punto lo son, porque efectivamente tú te subes en una furgoneta con amigos, llegas a una ciudad, haces música y te pagan. Eso es absurdo. Es una cosa realmente irreal. Pero aparte de eso, está bien que la gente vea que todo el mundo tiene el mismo tipo de problemas y los mismos agujeros negros.
¿Cree que el documental ayuda a quitar los estereotipos que puede tener un artista o una estrella de la música?, ¿a romper esa imagen del canallita, el malditismo en torno a la estrella del rock?
Supongo que en algún momento desorientado de mi vida he contribuido a ello, pero no mucho. Yo creo que es un estereotipo muy fácil y que al final en una cena de empresa de pasta de dientes habrá más cocaína que en un camerino de rock. En el fondo no creo que lo que representaba el rock hace años lo siga representando ahora.
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