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Toda limpieza a fondo necesita un plan: mantener un orden, concentrarse en cada tarea o aprovechar para asear altillos, el interior de los muebles, textiles, ventanas o el frigorífico son algunas de las estrategias que tendremos que seguir
Plan de limpieza en casa: cinco ideas sencillas para mantener tu hogar siempre en orden
Cada casa es un mundo. Más o menos espaciosas, en edificios, independientes, con o sin jardín, en la ciudad, en el campo, de estudiantes, familiares, con más o menos habitantes, con o sin mascotas, pero todas tienen también mucho en común. Una de esas condiciones que comparten es la necesidad de realizar de vez en cuando limpiezas en profundidad para mantener el orden y el aseo en el hogar. Aunque la frecuencia con la que nos enfrentamos a esa tarea dependerá entre otras cosas de las características de la vivienda, de dónde vivamos o de cuántos seamos en casa, nadie se escapa de sacar los productos de limpieza, las bayetas, la escoba o la aspiradora y la fregona de tanto en tanto.
Una de las reglas de oro para hacer que esas limpiezas en profundidad sean más ligeras es llevar al día el mantenimiento de la casa. A veces, como nos enseña la regla del 5x5, con 25 minutos diarios es suficiente. Según este método, basado en la constancia, resulta muy eficaz dedicar ese tiempo cada día repartido en cinco tareas básicas del hogar. Aun así, es más que recomendable realizar una limpieza más detallada de forma mensual o cada dos meses, en función del tiempo diario que puedas dedicar al orden y aseo de la casa o del ritmo al que se ensucie. Además de recomendables, este tipo de limpiezas son necesarias para eliminar más a fondo las bacterias que se van acumulando en la casa, así como el polvo u otros residuos. Y al menos dos veces al año haremos una limpieza todavía más exhaustiva. Te contamos ocho pasos clave a la hora de enfrentarse a esta pesada y tediosa tarea:
El orden es el primer paso
Toda limpieza necesita un plan. Y ese plan tiene que comenzar por el orden en todas las estancias en las que vayas a actuar. Para ello, tienes que seguir algún método estratégico a la hora de almacenar y guardar todas tus cosas, tanto en los espacios comunes como en las habitaciones. Intenta ordenar tus objetos de forma que todo lo que usas más frecuentemente esté a mano, y que ese orden sea práctico y coherente con tu estilo de vida.
Cuanto mejor ordenadas tengas las cosas -da igual que estemos hablando del baño, la cocina o la sala de estar- más fácil resultará mantener la organización a raya y no tener que dedicar mucho tiempo a guardar cada trasto en su lugar antes de acometer la limpieza de temporada en profundidad.
Céntrate cada vez en una tarea
Como ya hemos dicho, toda limpieza requiere de un plan. También para llevarlo a cabo es importante seguir unas pautas y concentrarse cada vez en una tarea en concreto. Así no tendrás la sensación de estar abarcando demasiado sin llegar a culminar ninguna meta. Por ejemplo, si vas a limpiar la cocina, piensa qué vas a hacer primero: limpiar la campana, las paredes y las ventanas, luego las encimeras y los fogones, el resto de electrodomésticos, armarios o despensa y por último barrer y fregar el suelo.
Escoge bien el producto
Plan de limpieza en casa: cinco ideas sencillas para mantener tu hogar siempre en orden
Cada casa es un mundo. Más o menos espaciosas, en edificios, independientes, con o sin jardín, en la ciudad, en el campo, de estudiantes, familiares, con más o menos habitantes, con o sin mascotas, pero todas tienen también mucho en común. Una de esas condiciones que comparten es la necesidad de realizar de vez en cuando limpiezas en profundidad para mantener el orden y el aseo en el hogar. Aunque la frecuencia con la que nos enfrentamos a esa tarea dependerá entre otras cosas de las características de la vivienda, de dónde vivamos o de cuántos seamos en casa, nadie se escapa de sacar los productos de limpieza, las bayetas, la escoba o la aspiradora y la fregona de tanto en tanto.
Una de las reglas de oro para hacer que esas limpiezas en profundidad sean más ligeras es llevar al día el mantenimiento de la casa. A veces, como nos enseña la regla del 5x5, con 25 minutos diarios es suficiente. Según este método, basado en la constancia, resulta muy eficaz dedicar ese tiempo cada día repartido en cinco tareas básicas del hogar. Aun así, es más que recomendable realizar una limpieza más detallada de forma mensual o cada dos meses, en función del tiempo diario que puedas dedicar al orden y aseo de la casa o del ritmo al que se ensucie. Además de recomendables, este tipo de limpiezas son necesarias para eliminar más a fondo las bacterias que se van acumulando en la casa, así como el polvo u otros residuos. Y al menos dos veces al año haremos una limpieza todavía más exhaustiva. Te contamos ocho pasos clave a la hora de enfrentarse a esta pesada y tediosa tarea:
El orden es el primer paso
Toda limpieza necesita un plan. Y ese plan tiene que comenzar por el orden en todas las estancias en las que vayas a actuar. Para ello, tienes que seguir algún método estratégico a la hora de almacenar y guardar todas tus cosas, tanto en los espacios comunes como en las habitaciones. Intenta ordenar tus objetos de forma que todo lo que usas más frecuentemente esté a mano, y que ese orden sea práctico y coherente con tu estilo de vida.
Cuanto mejor ordenadas tengas las cosas -da igual que estemos hablando del baño, la cocina o la sala de estar- más fácil resultará mantener la organización a raya y no tener que dedicar mucho tiempo a guardar cada trasto en su lugar antes de acometer la limpieza de temporada en profundidad.
Céntrate cada vez en una tarea
Como ya hemos dicho, toda limpieza requiere de un plan. También para llevarlo a cabo es importante seguir unas pautas y concentrarse cada vez en una tarea en concreto. Así no tendrás la sensación de estar abarcando demasiado sin llegar a culminar ninguna meta. Por ejemplo, si vas a limpiar la cocina, piensa qué vas a hacer primero: limpiar la campana, las paredes y las ventanas, luego las encimeras y los fogones, el resto de electrodomésticos, armarios o despensa y por último barrer y fregar el suelo.
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