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Rosa Díez: «Legalizar a ETA fue la mayor de las traiciones de Zapatero»
Rosa Díez (Sodupe, Vizcaya, 1952) es consciente de que el ambiente político que se vive bajo el Gobierno de Pedro Sánchez en la actual España polarizada es herencia directa la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero , que, entre otras cosas, rescató a una banda terrorista ETA que estaba herida de muerte y que sembró la semilla del guerracivilismo en la sociedad española con la puesta en marcha de la Ley de Memoria Histórica. Fruto de haber vivido en primera línea aquellos años del 'zapaterismo', la que fuera fundadora de UPyD acaba de publicar 'La sombra. Memoria histórica de Zapatero' (Plaza&Janés), libro que presentará este próximo miércoles 19 de noviembre en el Aula de Cultura de ABC , en la Fundación Cajasol, en un acto que cuenta con el patrocinio de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y de la Fundación Cajasol. —¿Qué le motivó a escribir este libro y cómo describiría el papel actual de José Luis Rodríguez Zapatero en la política española?—Me motivó la necesidad de contar la historia de aquellos años. En un tiempo de memoria histórica donde se falsifica la historia, me parecía que se debía contar la realidad de los hechos y desvelar el antecedente de la situación política que tenemos en este momento. Zapatero fue la persona que diseñó una estrategia de ruptura entre los españoles. También deslegitimó la Transición y a uno de sus protagonistas, como fue la derecha española. Quería contar la verdad y destacar los pasos que dio Zapatero durante su etapa de presidencia del Gobierno. Hay cosas que hoy en día se denostan, como los escraches o la parasitación de las instituciones, que se pusieron en marcha en la época de Zapatero. En ese momento fue cuando también se habló de la derecha extrema y se rompió el consenso de la Transición, porque Zapatero promovió el odio y la ruptura entre los españoles. De aquellos polvos hemos llegado a estos lodos hasta el tiempo presente. Zapatero cavó la zanja y Sánchez levantó el muro. Después de perder la elecciones, Sánchez pactó con los tradicionales enemigos en España, desde los terroristas hasta los golpistas, y anunció que iba a levantar un muro entre los españoles. Para Zapatero primero y para Sánchez después, progresista significa ser de su banda, ya que han orillado a la mitad de los españoles. —¿Considera que la Ley de Memoria Histórica fue el punto de partida del clima de polarización actual?—La Ley de Memoria Histórica fue un instrumento que puso en marcha Zapatero para tener un argumento más para excluir al Partido Popular del consenso democrático. No se creó para resolver injusticias ni para atender los problemas de los que fueron perseguidos durante la posguerra, sino para excluir al PP del consenso democrático y para que los pudieran llamar fachas y fascistas. Yo cuento en el libro que cuando el Partido Popular trataba de transaccionar una enmienda que había impulsado el Partido Socialista, el PSOE retiraba el texto porque lo que quería era que el PP votara en contra. —En su opinión, ¿cuál fue el mayor error político del mandato de Zapatero?—No podemos tomar como error lo que en verdad fue una decisión estratégica del Partido Socialista y de Zapatero de legitimar a ETA y convertirla en un interlocutor político. Todos los gobiernos anteriores habían negociado con ETA para que esta dejara de matar. Por supuesto que no negociaron con ellos las cuestiones políticas propias de los partidos democráticos. La mayor traición fue rescatar a ETA cuando estaba rematada y convertirla en un interlocutor político. Por decirlo de otra manera, legalizar a ETA fue la mayor de las traiciones de Zapatero. A partir de ahí todo lo demás son pecados veniales. No hay corrupción mayor que legalizar a una organización terrorista y convertirla en socio. Zapatero sustituyó la derrota de ETA, que era lo que buscaban todos los demócratas, por el final dialogado de la violencia. Cuando un Gobierno democrático habla de un final dialogado de la violencia con una organización terrorista, está diciendo que hubo violencia y que esta fue igual de mala por ambas partes: la violencia legítima del Estado y la violencia terrorista. —¿Cómo definiría la relación entre Zapatero y Pedro Sánchez, de dependencia o de continuidad ideológica?—No es continuidad ideológica. Aquí se llama izquierda a todo, a los herederos de ETA y a los golpistas. Zapatero fue el cáncer originario y Sánchez, la metástasis. Si Zapatero no hubiera diseñado esa estrategia de ruptura y de odio entre españoles, las bases del Partido Socialista no hubieran estado tan sectarizadas y no habría sido posible que alguien como Sánchez, cuyo objetivo fundamental es el poder por el poder y cuyo discurso se basa en el odio hacia la mitad de los españoles, hubiera ganado ni las primarias, a pesar de haber hecho trampas, ni nada. Zapatero fue el cáncer primigenio y no se le combatió desde la política ni desde las instituciones democráticas. Rajoy ganó las elecciones con mayoría absoluta y no dedicó ese tiempo a derogar y combatir todo lo que había hecho Zapatero. Al final se ocupó de la economía. Sánchez llegó al poder porque ya estaba el camino abonado. Zapatero llevaba años, desde que estaba en la oposición, envenenando a la sociedad y logró que en el Partido Socialista se odiara más al Partido Popular, que era el que podía ganarle las elecciones, que a ETA. Es duro, pero es así. —¿Cómo interpreta el giro diplomático de Sánchez con respecto al Sáhara Occidental y el apoyo a la causa palestina?—En verdad no es la causa palestina. A Sánchez le importan los palestinos lo que los saharauis, es decir, nada. Ha vuelto a dividir a los españoles con temas como las protestas en contra de Israel que ha habido en la Vuelta Ciclista a España. La causa palestina es un instrumento más para la división. Para tapar sus vergüenzas usa instrumentos para dividir a la sociedad, y eso le permite mantenerse en el poder. Lo del Sáhara no tiene más explicación que le deba algo al rey de Marruecos. Si favorece a Marruecos, algo tiene que tapar.«Zapatero llevaba años, desde que estaba en la oposición, envenenando a la sociedad española y logró que en el Partido Socialista se odiara más al Partido Popular, que era el que podía ganarle las elecciones, que a ETA» Rosa Díez Exdiputada de UPyD y analista política—Ha señalado que el PSOE «está muerto» y que necesita pasar años en la oposición. ¿Ve posible una regeneración del partido bajo sus siglas actuales?—El PSOE está muerto y no creo que ese muerto vaya a resucitar. No hay otro PSOE que no sea el de Sánchez y Zapatero, el hombre en la sombra tras todo esto. No sé si habrá otro partido demócrata que recupere las siglas del PSOE. El PSOE debe pasar un largo tiempo en la oposición y a lo mejor entonces pasa algo. El Partido Socialista de Sánchez y Zapatero está empeñado en destruir lo mejor de la democracia de España. Cualquiera que no se pliegue a la secta es un enemigo suyo y es combatido. —Como cofundadora de UPyD, ¿cree que sería necesario un partido así en el momento actual?—Nosotros creamos UPyD para defender el Estado y las instituciones de la democracia. El Partido Socialista se había convertido en un enemigo y a nuestro juicio el Partido Popular no estaba haciendo la batalla. No había en ese momento nadie que defendiera las instituciones. Estuvimos librando la batalla ocho años. Los ciudadanos no nos dieron la confianza después de ese periodo. No sé si hoy en día haría falta un partido que apelara al centro. En España el centro es pactar los unos con los otros sin fijarse en las siglas. Ese espíritu lo tenía UPyD. Hubo un tiempo de grandes pactos de Estado que permitieron la Constitución, la entrada en la Unión Europea y otras muchas cosas hasta que Zapatero rompió con ese consenso y recuperó el guerracivilismo de Largo Caballero.

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