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Foto de perfil de alberto alberto · · Feed eldiario.es · eldiario.es · 4 weeks ago · ·
#familias #crianza #Madres #Padres #Psicología
Padres y (sobre todo) madres refieren sentimientos de tristeza, vacío o angustia cuando los hijos crecen. Las expertas lo definen como una etapa vital normal, no como un diagnóstico clínico, a pesar de que los sentimientos experimentados sean verdaderos
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Carmen dejó de trabajar fuera de casa cuando sus hijos mellizos nacieron, a finales de los años ochenta. Se dedicó a tiempo completo a la crianza y a trabajar en casa. Sus hijos pasan ya de largo la treintena; viven con sus parejas y uno de ellos está esperando un bebé. Pero ella, a sus sesenta años, cuenta que todavía no ha superado que se marcharan: “Y mira que hace ya casi veinte años que se fueron a estudiar a otra ciudad, pero todavía los echo de menos”. Mantuvo sus habitaciones “intactas, tal y como las dejaron”, y les invita a comer cada domingo. “Más que invitarnos, nos exige que vayamos”, dice medio en broma, medio en serio Yaiza, una de sus hijas. 
“Al principio sentí mucha soledad y mucha pena al ver que se marchaban y que no les vería cada día, tenía demasiado tiempo libre”, recuerda Carmen. Le costó acostumbrarse a una rutina donde las necesidades de sus “niños” ya no estaban en el centro: “Me encontré con que los días eran larguísimos y yo no había hecho otra cosa más que cuidarles durante mucho tiempo, así que no tenía otras aficiones, ni apenas amigas con las que salir”. El paso del tiempo y la jubilación de su pareja han ido dando paso a otras rutinas: “Estoy más tranquila, pero les sigo echando de menos”, insiste.
Bárbara sí tenía otras aficiones cuando tenía niños pequeños: leía, hacía ejercicio y salía con sus amigas, “en los pocos ratos que tenía libres”, recuerda. Ahora, sus hijos de 17 y 15 años han empezado a hacer sus propios planes con amigos, “y eso lleva una adaptación”, reconoce su madre. “Me encuentro con que empiezo a tener mucho más tiempo para mí, para estar con mi pareja o con mis amigas, y está siendo un viajazo. Por un lado me encanta ir recuperando espacios pero por otro echo un poco de menos el jaleo de tener a los niños en casa todo el día”, asegura. 
Es una etiqueta que se utiliza para denominar los sentimientos de soledad, vacío o tristeza que pueden experimentar padres y madres cuando sus hijos se marchan de casa
El 'síndrome del nido vacío' es una etiqueta que se utiliza para denominar los sentimientos de soledad, vacío o tristeza que pueden experimentar padres y madres cuando sus hijos se marchan de casa, o bien cuando son mayores y pasan menos tiempo con ellos. No es un diagnóstico clínico como tal, ni existen apenas artículos científicos que lo aborden; es una expresión que pertenece al imaginario colectivo. Algunos profesionales cuestionan su existencia, asegurando que se trata simplemente de una etapa vital. 
“No se considera un diagnóstico clínico formal, sino una crisis vital dentro de las etapas del desarrollo por la que pasan los seres humanos, como puede ser el nacimiento de los hijos”, asegura Iliana París, psicóloga perinatal en el Instituto de Salud Mental Perinatal. Y añade: “Lo que se espera es que la crisis se supere y deje como consecuencia un crecimiento en la personalidad del individuo”.
La Doctora María Velasco, psiquiatra especialista en mujer, coincide en que se trata de una etapa vital, y rechaza que se le llame síndrome: “Hay una etapa en la vida de las mujeres que son madres en la que tienen que hacer el duelo porque se ha terminado la convivencia y la crianza de sus hijos. Es una etapa más o menos difícil, dependiendo de cómo cada mujer haya organizado su vida. Pero ponerle el nombre de síndrome patologiza o psiquiatriza una etapa esperable de reelaboración”, aclara la psiquiatra. 
Hay una etapa en la vida de las mujeres que son madres en la que tienen que hacer el duelo porque se ha terminado la convivencia y la crianza de sus hijos

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