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Turistas, cine y propaganda: China arremete contra Japón en plena crisis diplomática
No quedan tan lejanos los días en los que –este corresponsal lo ha presenciado– los DJs animaban las discotecas chinas al grito de «¡Puta Japón!». Un odio larvado que ha vuelto a implosionar estos días con toda virulencia ante la última crisis diplomática entre ambos países. Su práctica, no obstante, está repleta de extrañas instrumentalizaciones: en un conflicto donde el rencor puede ser fiesta, todo puede ser arma. Quizá ninguna tan peculiar como el turismo saliente. Al fin y al cabo, el hasta ayer país más poblado del mundo cuenta con la fuerza tosca e incontestable de la aritmética. El pasado viernes, el ministerio de Exteriores chino emitió un comunicado recomendando a sus viajeros evitar Japón «a corto plazo por riesgos significativos», lo que sumado a una política de reembolsos gratuitos ha provocado la cancelación de casi 500.000 billetes de avión, un tercio de las reservas.Se trata de una práctica habitual del repertorio chino, empleada en el pasado contra el propio Japón y otros vecinos como Corea del Sur, Taiwán o Filipinas. Poco importa que la mayoría del tráfico aéreo entre ambos países esté dominado por compañías chinas, por lo que el daño resulta en gran medida autoinfligido .Noticia Relacionada estandar Si La visita del Rey Felipe proyecta a España como un socio preferente para los coches eléctricos chinos Jaime Santirso España se coloca como destino favorito para la nueva planta de BYD en Europa, mientras el ministro de Economía expresa confianza en la posibilidad de alcanzar una solución negociada al conflicto comercial entre China y la UE«La opción de menor coste para China sería alentar a los turistas chinos a viajar a otros destinos», adelantaba el pasado viernes Marcel Thieliant , responsable de Asia-Pacífico de la consultora Capital Economics, cuando la iracunda respuesta china parecía inminente. «Sin embargo, el impacto en la economía japonesa también sería modesto. Durante el conflicto por las islas Senkaku, el número de turistas chinos que visitaban Japón cayó aproximadamente una cuarta parte, y una caída de tamaño similar ahora restaría no más de un 0,1% del PIB nipón ».El régimen también ha recurrido a otras originales medidas, como retrasar el estreno de películas japonesas en sus cines o inundar sus medios oficiales con todo tipo de críticas, desde «el arduo camino» del PIB nipón tras contraerse un 1,8% en el tercer trimestre del año hasta dar voz a «líderes empresariales japoneses que urgen al diálogo a medida que los equivocados comentarios de [Sanae] Takaichi afectan a la economía». Guerra de aniversarioDichas declaraciones representan el origen de esta furibunda reacción. Durante una sesión parlamentaria celebrada la semana pasada, la primera ministra señaló que una hipotética invasión china de Taiwán podría ser considerada una «situación que amenaza la supervivencia de Japón» . Este término legal, establecido en 2015, permitiría la movilización de las Fuerzas de Autodefensa, el peculiar Ejército nipón, limitado en su operatividad por la Constitución pacifista impuesta por Estados Unidos tras la II Guerra Mundial.La vigencia de este episodio histórico, el recuerdo de la brutal ocupación japonesa que todavía emponzoña la relación, resulta aún más punzante este año, en el que se conmemora el 80º aniversario de la rendición del Japón imperial que puso fin al conflicto en Asia. A principios de septiembre, el régimen chino festejó la efeméride con un fastuoso desfile militar presidido desde la puerta de Tiananmen por Xi Jinping . El líder compareció flanqueado por el ruso Vladímir Putin y el norcoreano Kim Jong-un como invitados de honor, en la escenificación de un frente contra Occidente que tiene a Japón por primera frontera.Así, la respuesta no podría carecer de una dimensión militar. Este fin de semana, naves de la Guardia Costera china realizaron «patrullas de aplicación de derechos» en aguas próximas a las islas Senkaku, administradas por Japón, cuya soberanía China reclama bajo el nombre de Diaoyu. Además, desde este lunes y hasta este miércoles, efectivos chinos se han desplegado en el mar Amarillo, donde realizarán ejercicios con fuego real. El 'Diario de Ejército Popular de Liberación', el medio de las fuerzas armadas chinas, publicó un artículo en el que aseguraba que « todo el país se convertiría en un campo de batalla si [Japón] intervenía militarmente en el estrecho de Formosa».Odio inculcadoHay heridas históricas que, por más tiempo que transcurra, intereses espurios insisten en mantener abierta. La propaganda estatal diseminada a través del sistema educativo y medios oficiales generan un marcado clima antijaponés –este corresponsal, de nuevo, ha encontrado en múltiples guarderías crudos relatos de esta temática–.El año pasado se produjeron al menos dos ataques a ciudadanos japoneses en suelo chino, uno de los cuales acabó con la vida de un colegial, apuñalado a la entrada de su escuela en la ciudad de Shenzhen. A la luz de los acontecimientos, la Embajada japonesa en Pekín ha emitido una alerta, recomendando a la comunidad que extreme las medidas de precaución y eviten lugares concurridos.En ese sentido, la llegada al poder de Takaichi a finales del pasado mes de octubre parecía encaminada a reavivar el conflicto latente. La primera mujer en ocupar la jefatura del Gobierno nipón procede del ala más conservadora del conservador Partido Liberal Democrático (PLD) y mantiene un discurso de marcado tono nacionalista, como demuestran sus recurrentes visitas al templo sintoísta de Yasukuni, que honra a varios criminales de guerra entre otros soldados japoneses, un controvertido lugar que indigna a China y Corea del Sur.Una de sus primeras instrucciones tras acceder al cargo consistió en acelerar el gasto en defensa para mejorar las capacidades militares del país. En abril de este año, además, visitó Taipéi, donde mantuvo un encuentro con el presidente taiwanés William Lai Ching-te ante quien proclamó la necesidad de formar una «alianza cuasimilitar» con otros países democráticos de la región. Por este motivo, la agresiva reacción china viene a reforzar su figura, como demuestran unos índices de aprobación por encima del 80%. La primera ministra nipona ya enviado a la capital china a Masaaki Kanai , director general de la Oficina de Asuntos de Asia y Oceanía del ministerio de Exteriores, con el mensaje de que sus palabras «no representan un cambio en la política de seguridad de Japón» y pidiendo a China «evitar acciones que dañen más los lazos». La pretensión de Takaichi es recuperar al tono protocolario que mantuvo en su primer encuentro con Xi Jinping , con motivo de su participación mutua en el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) celebrado en la ciudad surcoreana de Gyeongju hace menos de tres semanas, cuando la enemistad parecía mucho más remota.

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