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En las oficinas del Castro FC hay estos días una preocupación que reproduce en otros muchos clubes cántabros. Es el momento en el que se reparten las subvenciones de la Dirección General de Deportes y en el tortuoso proceso burocrático los clubes modestos del fútbol de la región han recibido un rechazo colectivo. En el listado, siempre es el mismo argumento el que les descarta: «Anexo III incorrecto». «Supuestamente nos han desistido porque ese anexo lo tenía que rellenar la Federación Española de Fútbol , certificando que estamos inscritos en una categoría nacional, pero no venía firmado digitalmente por el presidente. Nos dieron un plazo de diez días para subsanarlo, pero se nos dijo que el presidente no tiene certificado digital para firmar, así que lo firmó manuscritamente. Entienden que era obligatoria la firma digital, y por eso nos tienen desistidos todavía, porque entienden que no hemos cumplimentado el requerimiento», explica Agapito Pastor, presidente del Castro FC.Noticia Relacionada fútbol estandar Si Entrenadores del balón parado, los últimos especialistas Gonzalo Cabeza Casi todos los equipos cuentan con preparadores específicos para una faceta que aporta casi un tercio de los goles. Nicolas Jover, en el Arsenal, el mejor ejemploEs decir, Cantabria exige que sea Rafael Louzán quien firme electrónicamente, pero este parece no tener el certificado digital que se requiere para ello. La RFEF ha mandado un escrito para tratar de solventarlo, al que ha tenido acceso ABC, en el cual el secretario general, Álvaro de Miguel explica que fue él quien firmó «conforme a los poderes expresos otorgados por la Junta Directiva» y recalcando que dado el escaso tiempo otorgado por la Administración para las alegaciones «no resultaba materialmente posible tramitar en ese breve tiempo la obtención de un certificado electrónico individual para el presidente».Firma manuscritaFuentes de la Real Federación Española de Fútbol explican que en cualquier empresa lo normal es que quien firme la mayor parte de la documentación sea el secretario, no el presidente, y que así lo llevaron a cabo. En este caso, además, añadieron la firma manuscrita de Louzán cuando desde el Gobierno cántabro exigieron esa ampliación, que es legalmente tan válida como la digital, algo que tampoco resultó suficiente para la Dirección General de Deportes. Es corriente que la RFEF tenga que aportar este tipo de documentación en distintos procesos por toda España y hasta este caso no había existido problema ninguno en que fuese la firma digital del secretario la que acompañase a la documentación. Desde la Dirección General cántabra no dan su brazo a torcer y se muestran sorprendidos por lo ocurrido. «El anexo debe estar firmado por el presidente de la Federación, que lo ha hecho de manera manual y, en el periodo de alegaciones, desde la consejería se le ha solicitado que dicha firma sea identificada para su validación, ya que era ilegible», señalan oficialmente dese el organismo. También explican que hay tiempo para subsanarlo: «Tras el cierre del periodo de alegaciones la semana pasada, en la actualidad se ha convocado esta semana al comité de valoración para que estudie cada una de las solicitudes, y una vez reunido, se publicará la resolución de dicha convocatoria de subvenciones».Agapito Pastor, y como él muchos otros directivos de pequeños clubes cántabros, no entiende cómo se ha podido llegar a algo así. «Nos piden eso para acreditar que somos un club de la división que somos, pero es que hay cosas que son notorias, basta con entrar en la web para saber que existimos y en qué división estamos. Son cosas muy fáciles de comprobar», comenta el dirigente ante la exigencia de ese certificado. Tampoco comprende que no se haya obtenido una firma digital a tiempo para solventarlo: «A nosotros nos pasó y no lo teníamos, pero si tienes un DNI electrónico basta conque vayas a cualquier comisaría y en las máquinas que tienen allí lo puedes activar en el momento».Las consecuencias pueden ser duras, especialmente para los clubes que han venido percibiendo esa subvención año a año. «Para nosotros es bastante, hay una serie de gastos fijos como son los arbitrajes, las fichas, la mutualidad, autobús… supone mucho dinero», cuenta Pastor. El Castro ha solicitado 20.000 euros, aunque normalmente la federación no llega a tanto y se queda alrededor de la mitad. «Tú cuentas con la ayuda de la federación, la del gobierno de Cantabria, del ayuntamiento… que mucho o poco te ayuda», remata el presidente del club. Iker Losada, del Castro Urdiales Fútbol Sala -el problema afecta a todas las disciplinas descendientes de la federación–, es nuevo en su categoría y eso hace que sea la primera vez que aspira a recibir el dinero público. Para su equipo es quizá menos grave, pero igualmente significativo. «Te obliga a hacer un ajuste, para nosotros implica un dinero que no podemos utilizar para desarrollar al club, para invertir en la estructura», señala. Lo más probable es que se arregle el entuerto, pues en la Dirección General quieren cotejar las firmas manuscritas de Louzán para darle el visto bueno. En algunos clubes de la región no entienden esta disputa entre instituciones, que tiene ramificaciones en otras cuestiones como la certificación de entrenadores, y que solo perjudica a los clubes que necesitan de ese dinero para poder poner cada semana sus equipos en el campo de juego.
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