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#Tecnología #Teléfono móvil #Aplicaciones móviles
Existen factores habituales que incrementan la temperatura de tu dispositivo, pero puedes identificar las señales de sobrecalentamiento y qué medidas sencillas pueden mantenerlo funcionando de manera segura
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El teléfono móvil se ha convertido en una herramienta indispensable en la vida cotidiana, pero no siempre funciona de manera infalible y perfecta. En ocasiones, los usuarios notan que su dispositivo se calienta más de lo esperado, lo que puede generar preocupación por la seguridad y la duración del aparato. Entender por qué ocurre este fenómeno y cómo abordarlo es clave para mantener el teléfono en buen estado y evitar problemas mayores con la batería o el rendimiento.
Aunque existen múltiples causas posibles, muchas veces el sobrecalentamiento es consecuencia de factores comunes y fáciles de gestionar. Desde el uso intensivo de aplicaciones hasta la exposición al calor ambiental, pasando por problemas internos del dispositivo, conocer estas situaciones permite actuar a tiempo y cuidar mejor del equipo sin necesidad de recurrir a soluciones complicadas.
Uso intensivo de aplicaciones y juegos exigentes
Es común que un teléfono se caliente cuando se le exige demasiado. Juegos con gráficos complejos, vídeos en alta resolución o videollamadas largas hacen que los componentes internos trabajen al máximo, y el calor que generan es una señal de que el dispositivo está esforzándose. Aunque esto suele ser normal, notar el teléfono muy caliente al tacto puede resultar incómodo y preocupar a los usuarios, sobre todo si se repite con frecuencia.
Para manejar esta situación, se puede alternar entre actividades intensivas y tareas más ligeras, así como permitir que el teléfono descanse de vez en cuando. Ajustar la calidad de los juegos o la resolución de los vídeos ayuda a reducir la temperatura, y quienes utilizan aplicaciones exigentes a diario podrían considerar modelos diseñados para un uso prolongado sin sobrecalentarse.
Aplicaciones en segundo plano y consumo de recursos oculto
A veces, aunque el teléfono no se esté usando activamente, sigue calentándose. Esto ocurre porque algunas aplicaciones permanecen funcionando en segundo plano, actualizando información o enviando notificaciones sin que el usuario lo note. Esta actividad constante consume energía y genera calor, y puede ser frustrante ver cómo la batería se agota más rápido sin razón aparente.
Para controlar este problema, conviene revisar qué aplicaciones están abiertas en segundo plano y cerrar las que no se necesiten. Desactivar servicios como la ubicación, el Bluetooth o el Wi‑Fi cuando no se usan y activar modos de ahorro de energía también contribuye a que el dispositivo se mantenga fresco y funcione de manera más eficiente.

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