El 'western-protesta' rodado en la frontera con Galicia que refleja la lucha contra la mayor explotación de litio de Europa
0
Clanes de alberto
Selecciona un clan para abrir su perfil público.
#Cine
#Portugal
#Minería
#Festival de Cannes
El singular film 'La sabana y la montaña', de Paulo Carneiro, seleccionado en la última edición del Festival de Cannes, muestra la resistencia de los vecinos de Covas do Barroso (Portugal) contra la megamina de litio, en un gran paralelismo con la lucha contra Altri.
360 curvas para una revuelta histórica: cuando A Fonsagrada se rebeló contra la Xunta por el aislamiento y el abandono
A unos pocos kilómetros de la frontera con Galicia está la aldea de Covas do Barroso, un lugar idílico ahora amenazado por una megaexplotación de litio que ha puesto en pie de guerra a sus vecinos. Su historia guarda un enorme paralelismo con la lucha que la sociedad civil gallega está protagonizando contra el proyecto de Altri.
De esta zona fronteriza procede la familia del cineasta portugués Paulo Carneiro (Lisboa, 1990), que la próxima semana estrenará en España la película La Sabana y la Montaña, un homenaje a la resistencia vecinal, con los propios vecinos actuando como actores, que tuvo su estreno internacional en la Quincena de los realizadores del último Festival de Cannes. “Mi padre nació cerca de allí, pasé muchos veranos y vacaciones. Iba por allí, comencé a grabar imágenes y músicas sin un plan establecido a lo largo del año. Me preguntaban si les podría ayudar con todo lo que estaba pasando”, explica sobre el origen de la película.
Paulo Carneiro estaba asistiendo en directo a las acciones de resistencia de vecinos, asociaciones y organizaciones ecologistas contra el megraproyecto minero de extracción de litio, que la multinacional inglesa Savannah Resources trata de poner en marcha en esta zona única. La aldea de Covas do Barroso, un lugar idílico de apenas 150 habitantes, pertenece al Municipio de Boticas, en la región norte de Trás-os-Montes, y en 2018 fue reconocida como Patrimonio Agrícola Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Son lo que se denominan Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), de los que solamente se han designado 102 en todo el mundo, situados en 29 países. El de Covas de Barroso es el único con esta distición en Portugal.
Este reconocimiento fue concedido por preservar una forma ancestral de cultivar la tierra, de cuidar el ganado y de ayuda mancomunada entre las personas. Son ecosistemas agrícolas donde los habitantes mantienen una relación sostenible, casi orgánica, con su entorno. “Cuando veía vídeos en las redes sociales y me pedían ayuda, yo no era todavía muy consciente de todo lo que se podría llegar a destruir en este paraje natural”, reflexiona sobre la semilla de su película y sobre las cifras insultantes facilitadas por la multinacional: una mina a cielo abierto de más de 600 hectáreas que producirá litio para fabricar millones de baterías de coches eléctricos y un plan de negocio cercano a los mil millones de euros.
Carneiro filma en su película con una mirada muy personal, como un acercamiento antropológico, el paisaje idílico de Covas do Barroso. Sus imágenes podrían ser las de algunas zonas del interior de Galicia: caballos salvajes sueltos, manadas de ovejas que pastan libres y apicultores recolectando su miel. También hórreos, ríos y regatos de aguas cristalinas o la estampa al borde de la extinción de vehículos tirados por tracción animal. Es un paisaje de una naturaleza exultante, que Miguel Torga, uno de los más grandes escritores de la literatura portuguesa, amante de Trás-os-Montes y admirado por Paulo Carneiro, describió como Reino Maravilloso.
La tranquilidad de esta estampa idílica se quebró con el proyecto de la megamina de litio, que comenzó en 2019. Con muchos debates de ida y vuelta, en 2023, la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente (APA), dio luz verde a esta explotación, por el momento, al emitir una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable.
“Yo no tenía de inicio la idea de hacer una película, pero cuando llegas a la aldea es imposible que no acabes involucrado en esta lucha, en los acalorados debates diarios, donde también me llamó la atención la oposición de muchas mujeres al frente. Eso me convenció que debía implicarme”, reflexiona Paulo Carneiro, cuyo anterior filme, Bostofrío, con gran recorrido de festivales y crítica, ya había puesto el foco en un contexto rural del Norte de Portugal, a través de la búsqueda de su abuelo, que jamás había reconocido a su padre como hijo.
El cineasta Paulo Carneiro
360 curvas para una revuelta histórica: cuando A Fonsagrada se rebeló contra la Xunta por el aislamiento y el abandono
A unos pocos kilómetros de la frontera con Galicia está la aldea de Covas do Barroso, un lugar idílico ahora amenazado por una megaexplotación de litio que ha puesto en pie de guerra a sus vecinos. Su historia guarda un enorme paralelismo con la lucha que la sociedad civil gallega está protagonizando contra el proyecto de Altri.
De esta zona fronteriza procede la familia del cineasta portugués Paulo Carneiro (Lisboa, 1990), que la próxima semana estrenará en España la película La Sabana y la Montaña, un homenaje a la resistencia vecinal, con los propios vecinos actuando como actores, que tuvo su estreno internacional en la Quincena de los realizadores del último Festival de Cannes. “Mi padre nació cerca de allí, pasé muchos veranos y vacaciones. Iba por allí, comencé a grabar imágenes y músicas sin un plan establecido a lo largo del año. Me preguntaban si les podría ayudar con todo lo que estaba pasando”, explica sobre el origen de la película.
Paulo Carneiro estaba asistiendo en directo a las acciones de resistencia de vecinos, asociaciones y organizaciones ecologistas contra el megraproyecto minero de extracción de litio, que la multinacional inglesa Savannah Resources trata de poner en marcha en esta zona única. La aldea de Covas do Barroso, un lugar idílico de apenas 150 habitantes, pertenece al Municipio de Boticas, en la región norte de Trás-os-Montes, y en 2018 fue reconocida como Patrimonio Agrícola Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Son lo que se denominan Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), de los que solamente se han designado 102 en todo el mundo, situados en 29 países. El de Covas de Barroso es el único con esta distición en Portugal.
Este reconocimiento fue concedido por preservar una forma ancestral de cultivar la tierra, de cuidar el ganado y de ayuda mancomunada entre las personas. Son ecosistemas agrícolas donde los habitantes mantienen una relación sostenible, casi orgánica, con su entorno. “Cuando veía vídeos en las redes sociales y me pedían ayuda, yo no era todavía muy consciente de todo lo que se podría llegar a destruir en este paraje natural”, reflexiona sobre la semilla de su película y sobre las cifras insultantes facilitadas por la multinacional: una mina a cielo abierto de más de 600 hectáreas que producirá litio para fabricar millones de baterías de coches eléctricos y un plan de negocio cercano a los mil millones de euros.
Carneiro filma en su película con una mirada muy personal, como un acercamiento antropológico, el paisaje idílico de Covas do Barroso. Sus imágenes podrían ser las de algunas zonas del interior de Galicia: caballos salvajes sueltos, manadas de ovejas que pastan libres y apicultores recolectando su miel. También hórreos, ríos y regatos de aguas cristalinas o la estampa al borde de la extinción de vehículos tirados por tracción animal. Es un paisaje de una naturaleza exultante, que Miguel Torga, uno de los más grandes escritores de la literatura portuguesa, amante de Trás-os-Montes y admirado por Paulo Carneiro, describió como Reino Maravilloso.
La tranquilidad de esta estampa idílica se quebró con el proyecto de la megamina de litio, que comenzó en 2019. Con muchos debates de ida y vuelta, en 2023, la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente (APA), dio luz verde a esta explotación, por el momento, al emitir una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable.
“Yo no tenía de inicio la idea de hacer una película, pero cuando llegas a la aldea es imposible que no acabes involucrado en esta lucha, en los acalorados debates diarios, donde también me llamó la atención la oposición de muchas mujeres al frente. Eso me convenció que debía implicarme”, reflexiona Paulo Carneiro, cuyo anterior filme, Bostofrío, con gran recorrido de festivales y crítica, ya había puesto el foco en un contexto rural del Norte de Portugal, a través de la búsqueda de su abuelo, que jamás había reconocido a su padre como hijo.
El cineasta Paulo Carneiro
Comentarios