Isla Mayor, entre la ley del silencio y el estigma del narco
0
La localidad de Isla Mayor, con 5.781 habitantes según el padrón municipal, ha vuelto a la primera página después de que un grupo de narcotraficantes tirotease con un fusil de guerra modelo AK-47 a un equipo de policías nacionales que realizaban un seguimiento a una operación de traslado de sustancias estupefacientes, con el resultado de un agente herido de bala en la ingle, otro con dos costillas rotas al encajar un balazo en su chaleco antibalas y un tercero con una fractura de tríceps. Este episodio, que implica un peldaño más en la escala de violencia de los clanes del narcotráfico en el Bajo Guadalquivir, ha puesto de nuevo el foco en esta localidad, donde allá en 2016 eran detenidos la mitad de los efectivos de su puesto de la Guardia Civil por colaborar con las bandas de tráfico de drogas. En 2019, estos cuatro agentes fueron condenados a penas de entre cuatro años y medio y 14 años y tres meses de cárcel. Recientemente, sin ir más lejos, trascendía una condena a varios hombres por botar una narcolancha en la zona conocida como Curva del Rincón de Isla Mayor , el 5 de marzo de 2021.Con casos así, no es fácil disociar a la localidad de la actividad del narcotráfico, incluso cuando hablamos del primer municipio de toda España en producción de arroz después de que en 1926, hace ahora casi cien años, comenzase el cultivo extensivo de dicho cereal en el municipio de la mano de la sociedad inglesa Islas del Guadalquivir S.A. Isla Mayor es además el epicentro de la pesca e industria del cangrejo rojo en las marismas que se extienden por su término municipal, una actividad iniciada hace ya unos 50 años. Fue también hace unas cuatro décadas, según cuentan algunos lugareños a este periódico en una visita a la localidad, cuando habría sido introducida en el municipio la actividad a gran escala relacionada con el tráfico de sustancias estupefacientes, con creciente peso en la zona a medida que las fuerzas de Seguridad del Estado estrechaban el cerco en la costa gaditana para impedir los desembarcos de narcolanchas; con la consecuente derivación de la circulación de los estupefacientes al río Guadalquivir, hacia el interior del territorio.El polígono Príncipe de GalesDe ahí que algunas voces de la localidad, que piden anonimato por temor a represalias de plomo y fuego, señalen que e l núcleo de dicha actividad ilícita podría quizá concentrarse en algunas naves del entorno del polígono Príncipe de Gales, donde «hay desagües que conectan con el río y eso le sirve a quien lo sabe» , como explica una persona conocedora del entorno. Una visita al citado polígono refleja no sólo la actividad empresarial ligada al cultivo del arroz, sino además la existencia de diferentes naves de mediana o escasa envergadura, e n pobre estado de conservación en algunos casos y cerradas en plena mañana de un día laborable. De una de ellas salen dos jóvenes de poco más de 20 años, que suben a un flamante coche de alta gama marca BMW para dejar la zona a bordo del vehículo, rompiendo la abulia que inspira este escenario de naves no precisamente marcadas por el laboreo. Las voces consultadas por este periódico no alcanzan un acuerdo sobre la cifra de naves de este polígono dedicadas presuntamente a la actividad ilícita, pues h ay quien dice que serían «seis o siete» y quien asegura que son muchas más, incluso 20. A comienzos de 2020, poco antes de la pandemia, la Guardia Civil desplegaba en este polígono la operación Itálica, precintando 14 naves e investigando a 18 personas por la ocupación y construcción irregular de naves, como vía indirecta de torpedear la logística de los clanes del narcotráfico.Polígono Príncipe de Gales Raúl Doblado«Allí llevan bastante tiempo. Un montón de años, pero no se puede decir quiénes son porque te puedes complicar la vida», se encoge de hombros una persona de la localidad, manifestando que en Isla Mayor «se sabe todo», pero vista la situación, «¿quién le pone el cascabel al gato?». «Hay mucho miedo, por la impunidad» de los narcos , reconoce en privado otra persona. Incluso hay quien menciona los apodos de tres supuestas personas relacionadas con el mundo de la droga, pidiendo después no difundir tales motes.En este contexto, algunos vecinos de Isla Mayor consultados por ABC consideran que este tipo de actividades podrían «tener un poco de perdón en el caso de quien no tiene qué comer», pero al punto avisan de la seducción implícita en «prosperar muy fácilmente» en el mundo de la droga y conseguir «de la noche a la mañana un cochazo, un chalé en Matalascañas, piscina y fincas». Y en Isla Mayor habría quien habría protagonizado una carrera meteórica de esa índole. Ahora el escenario es la carretera de Toruño , más al detalle la alineación de naves y parcelas en cuyo entorno habría acontecido el mencionado tiroteo de la madrugada del sábado de la semana pasada, c on miembros del narco disparando con al menos un rifle de asalto AK-47 a los citados tres efectivos del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) de la Policía Nacional, que inmediatamente a continuación desencadenó un despliegue de gran envergadura con agentes fuertemente armados, drones y un helicóptero.Tras intervenir dos veces en la citada alineación de naves con un gran número de agentes, la Policía Nacional ha decomisado 4,5 toneladas de hachís y ocho coches de alta gama, algunos de ellos robados, pero no ha detenido a ninguno de los autores del citado tiroteo.A día de hoy siete de estas naves y parcelas, la mayoría de ellas en paupérrimo estado de conservación, pues se trata de construcciones irregulares; presentan restos de precintos policiales e incluso en algún caso es posible acceder a su interior. Estado de una de las naves de la carretera de ToruñoHabría sido hace unos cinco o seis años, según quienes conocen Isla Mayor, cuando algunas personas habrían adquirido varias de estas parcelas, para dedicarlas a actividades ilícitas. Se trata, aproximadamente, d el tiempo transcurrido desde la operación Itálica en el polígono Príncipe de Gales.« Muchos han vendido fincas a chorizos y de ahí han venido los laberintos» , resume un vecino del municipio que, por supuesto, pide anonimato. De que las cosas estaban cambiando en esta zona de naves agropecuarias, además, se había dado cuenta más de uno.«Allí hay más movimiento de noche que de día», resume con resignación una persona, sobre cómo fueron cambiando las actividades de algunas de las naves que salpican la carretera de Toruño, donde en plena jornada laboral apenas se aprecia trabajo en o señales de actividad en algunas de estas instalaciones.En paralelo, en Isla Mayor hay quienes defienden fuertemente que se trata de «un pueblo trabajador», donde la mayoría de la gente «vive del arroz, el cangrejo rojo y los viveros». «Los malos son tres o cuatro, pero hacen mucho ruido», aseguran diversos vecinos. Sobre estos últimos, una vez más, la gente se encoge de hombros. «En eso no nos podemos meter, porque somos currantes». «La mayoría de la gente de este pueblo trabaja como un mulo», insisten diferentes vecinos, señalando como prueba el bar Los Limones, en plena travesía de la localidad y que comienza a servir cafés «a las cuatro y media» de la madrugada , para los trabajadores de los sectores agroalimentario e industrial del municipio. En esa misma línea habla el alcalde, Juan Molero, quien en una entrevista con este periódico destaca que Isla Mayor «es un pueblo humilde y trabajador», decidido a potenciar su papel como primer territorio de España en la producción de arroz y segundo exportador mundial de cangrejo rojo, además de avanzar en materia de turismo gastronómico, ambiental y paisajístico , como puerta sevillana del parque nacional de Doñana. «Somos una potencia arrocera y en el sector del cangrejo rojo y tenemos el objetivo de ser destino turístico por la relación con Doñana», enfatiza el primer edil. El narco siempre va «por delante»Juan Molero destaca así que el narcotráfico es un problema que va mucho más allá de Isla Mayor, al tratarse de un asunto de alcance europeo, con no pocos países «temblando» ante esta problemática, en la cual los delincuentes «siempre van tres o cuatro pasos por delante» de las instituciones. El narcotráfico, según sus palabras, es «un problema muy globalizado, sobre todo a nivel europeo». En ese sentido, prefería la palabra «precaución» antes que la de «miedo» , a la hora de definir cómo vive la ciudadanía local esta situación, porque «cada cual quiere tener su vida y disfrutarla como buenamente pueda». El primer edil defendía además que aunque no se aprecia «una solución clara» o a corto plazo, «hay mucha gente dedicándose» a intentar poner pie en pared a los circuitos de la droga y su incidencia socioeconómica. Sí quiso expresamente dar « un toque de atención» porque como bien avisaba, lo cierto es que las fuerzas y cuerpos de seguridad que combaten contra las redes del narcotráfico no cuentan con suficientes «herramientas técnicas o jurídicas» para hacer frente a los cada vez más sofisticados y jerarquizados grupos de delincuentes. «Se encuentran con muchos inconvenientes», lamentaba.También destacaba que ante la tendencia humana por «lo fácil», desde las instituciones es necesario redoblar los esfuerzos en materia de educación en valores. «La idea es que los buenos cada vez seamos más y que se nos escuche más que a los tres o cuatro malos», resume el alcalde de Isla Mayor.
Comentarios